Si el amor que me tenéis, -Alma, ¿qué quieres de mí? Un alma en Dios escondida Un amor que ocupe os pido, |
lunes, 27 de septiembre de 2021
Coloquio Amoroso - Santa Teresa de Ávila
sábado, 25 de septiembre de 2021
La luna y el niño juegan… - Mariano Brull
La luna y el niño juegan ¿Qué se dicen, qué se callan, ¿Quién se quedó en el espejo, nieve de la madrugada, El niño está solo y juega |
Amar lo delicado y lo otoñal - Mariano Brull

Amar lo delicado y lo otoñal, Amar la gracia añeja del rosal Vivir una emoción en cada cosa, Y ver las cosas con el narcisismo |
Dicen que no hablan las plantas...- Rosalía de Castro
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
Canción deshojada - Luis García Montero
La vida tiene pétalos
y un rosal donde tiemblan las historias.La historia de ese pájaro
que llegaba a dormirse en los escaparates
y ahora vuela en el alma de sus nuevos clientes.
La historia de esa nube
que cubría ciudades con papel de periódico
y ahora deja su lluvia en un tren cancelado.
La historia de mis gafas,
las que piden mis ojos, las que ponen murmullos
de teatros y máscaras junto al libro en la mesa.
La vida tiene pétalos
y nubes sin ciudades,
y las plumas del pájaro,
y las gafas que ahora
son la huella redonda del vacío.
En las mañanicas - Lope de Vega
Aunque tú no lo sepas - Luis García Montero
Como la luz de un sueño,
Balada de la alondra persuasiva - María Elena Walsh
En otra madrugada,
por vientos de ceniza,
obedecí al latido de la alondra.
El cielo no era cielo todavía.
La zona del hornero,
el tiempo de la encina
se inquietaban en lento aprendizaje
y el cielo no era cielo todavía.
Hubo un encantamiento
de flor y hierba fina,
un cauteloso antaño de rocío,
y el cielo no era cielo todavía.
Septiembre constelado
de dos campanas frías
rodaba por lugares de silencio
y el cielo no era cielo todavía.
En clima de obediencia
mi pulso recorría
todo un advenimiento de corolas
y el cielo no era cielo todavía.
No regresó conmigo
la alondra persuasiva
porque me desterró de su latido
cuando el cielo fue luz de mediodía.
¿Cuántas estrellas tiene el cielo? - Andrés Eloy Blanco
La última noche que pasamos juntos,
lo preguntó:
-¿Cuántas estrellas tiene el cielo?
-Trescientas cincuenta mil.
-¿A que no?
-¿A que sí?
-Cállate. Esta noche
no quiero que preguntes esas cosas.
Esta noche, si quieres preguntar
cuántas estrellas tiene el cielo,
o cualquier otra cosa,
pregunta algo así como ¿me quieres?
¿tienes frío? ¿quién dice que tiene hambre?
Esta noche, pregunta algo que sea
contestado en el mundo sin palabras.
Interroga con toda tu sangre
algo en que toda la vida del mundo
esté preguntando,
algo así como ¿quién llora?
¿hace falta algo?
Y verás como todo hace falta
y sabrás cuántas estrellas tiene el cielo
cuando sepas que el cielo tiene una sola estrella
para cada momento,
porque con una que se pierda
dará un paso de sombra la luz del Universo.
Amor - Salvador Novo
Amar es este tímido silencio
Poema 12: Para mi corazón basta tu pecho - Pablo Neruda
Para mi corazón basta tu pecho,
El sol la rosa y el niño - Miguel Hernández
El sol, la rosa y el niño
jueves, 23 de septiembre de 2021
La llama – Antonio Colinas
martes, 7 de septiembre de 2021
Ten esperanza - Vicente Aleixandre
¿Lo repites ? Y lo vuelves a repetir.
Siéntate. No mires hacia atrás. ¡Adelante !
Adelante. Levántate. Un poco más. Es la vida.
Es el camino. ¿Qué llevas la frente cubierta de sudores, con espinas, con polvo, con amargura, sin amor, sin mañana ?...
Sigue, sigue subiendo. Falta poco. Oh, qué joven eres.
Qué joven, qué jovencísimo, qué recién nacido. Qué ignorante.
Entre tus pelos grises caídos sobre la frente brillan tus claros ojos azules,
tus vividos, tus lentos ojos puros, allí quedados bajo algún velo.
Oh, no vaciles y álzate. Álzate todavía. ¿Qué quieres ?
Coge tu palo de fresno blanco y apóyate. Un brazo a tu lado quisieras. Míralo.
Míralo, ¿No lo sientes ? Allí, súbitamente, está quieto. Es un bulto silente.
Apenas si el color de su túnica lo denuncia. Y en tu oído una palabra no pronunciada.
Una palabra sin música, aunque tú la estés escuchando.
Una palabra con viento, con brisa fresca. La que mueve tus vestidos gastados.
La que suavemente orea tu frente. La que seca tu rostro,
la que enjuga el rastro de aquellas lágrimas.
La que atusa, apenas roza tu cabello gris ahora en la inmediación de la noche.
Cógete a ese brazo blanco. A ese que apenas conoces, pero que reconoces.
Yérguete y mira la raya azul del increíble crepúsculo,
la raya de la esperanza en el límite de la tierra.
Y con grandes pasos seguros, enderézate, y allí apoyado, confiado, solo, échate a andar...
sábado, 4 de septiembre de 2021
Si tú me olvidas - Pablo Neruda
Dos palabras - Alfonsina Storni
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas. Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Filtrando entre las ramas Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento Moverme para echarla. Tan dulces dos palabras Que digo sin quererlo ¡oh, qué bella, la vida!? Tan dulces y tan mansas Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman. Tan dulces y tan bellas Que nerviosos, mis dedos, Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran Cortar estrellas.La llama - Antonio Colinas
Hoy comienzo a escribir como quien llora.
No de rabia, o dolor, o pasión. Comienzo a escribir como quien llora de plenitud saciado, como quien lleva un mar dentro del pecho, como si el ojo contuviera toda esa inmensa colmena que es el firmamento en su breve pupila. Me enciendo por pasadas plenitudes y por estas presentes enmudezco. Lloro por tener cerca una mujer, por el agua de un monte que suena entre cipreses en un lugar de Grecia; lloro porque en los ojos de mi perro hallo la humanidad, por la arrebatadora música que quizá no merecemos, por dormir tantas noches en sosiego profundo bajo el icono y en su luz de oro, y por la mansedumbre de la vela, que sólo es eso, llama. Comienzo a escribir y también la escritura llora, porque respira y quema, porque pasa. Qué gran gozo sentirme yo mismo esa palabra que va ardiendo. (Porque yo también ardo y también paso.) Contemplo una llama muy quieta en la penumbra de suaves jardines, a la orilla de un mar calmo y antiguo, y me voy encendiendo con la dicha de saber que no existe otra verdad que no sea esa llama, es decir, la del amor que es don y que es condena. Son llamas las palabras y son llamas los ojos, que lloran sin llorar por el ser que yo fui (aquel fuego cansado que temblaba junto a otros jardines de otro mar) y por el ser que ahora está mirando fijamente una llama, y que es, en soledad, la llama más gozosa.El día se ha ido - Ángel González
Ahora andará por otras tierras,
llevando lejos luces y esperanzas, aventando bandadas de pájaros remotos, y rumores, y voces, y campanas, —ruidoso perro que menea la cola y ladra ante las puertas entornadas.