domingo, 28 de marzo de 2021

Escarbo en los ojos de mi madre – María Eugenia Simionato

Recuerdo aquella foto
en la que estoy en brazos de mi madre
con una flor en la mano.
Algo resplandece en el cielo.
Aunque no lo sabemos
tenemos las dos el mismo gesto.
Pienso que mi madre
tuvo que alzar su infancia
para enseñarme que es posible
encontrar la belleza
en el liviano movimiento de una hoja.
Todavía escarbo en los ojos de mi madre,
como si pudiera, a través de ellos,
volver a aquel jardín
y contemplar de nuevo
el breve parpadeo de la dicha.

martes, 23 de marzo de 2021

Estoy triste, y mis ojos no lloran - Juan Ramón Jiménez

Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.
¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?
Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.
Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrella brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!
Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;
y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde…
Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.
¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.
Y mis lágrimas corren… No vienen…
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.