domingo, 23 de agosto de 2020
Triste, tristemente - Rubén Dario
Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente;
era la noche dulce y argentina.
Lloraba la noche.
Suspiraba la noche.
Sollozaba la noche.
Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.
Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.
Etiquetas:
Rubén Dario
El sabio siempre quiere aprender, el ignorante siempre quiere enseñar.
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