-Llaman a la puerta, madre. ¿Quién será? -Es el viento, hija mía, que gime al pasar. -No es el viento, madre. ¿No oyes suspirar? -Es el viento que al paso deshoja un rosal. -No es viento, madre. ¿No escuchas hablar? -El viento que agita las olas del mar. -No es el viento. ¿Oíste una voz gritar? -El viento que al paso rompió algún cristal. -Soy el amor -dicen-, que aquí quiere entrar... -Duérmete, hija mía..., es el viento no más.
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