Fuimos, entre espigas y olivares:

y en el primer pinito de la infancia
ya escribimos comedias y cantares
Después, libros, y novias y billares
(¡memorias que ilumina la distancia!)
luego... una juventud cuya fragancia
envenenan agobios y pesares.
Fuimos, cuanto hay que ser: covachuelistas,
estudiantes, "diablillos", editores,
críticos, "pintamonos", retratistas...
Y hoy, como ayer, sencillos escritores
que siguen, a la luz de sus conquistas,
sembrando sueños por que nazcan flores.
Joaquin y Serafin Alvarez Quintero.
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