viernes, 28 de abril de 2017



Alegría nocturna - Juan Ramón Jiménez

¡Allá va el olor
de la rosa!
¡Cójelo en tu sinrazón! ¡Allá va la luz
de la luna!
¡Cójela en tu plenitud! ¡Allá va el cantar
del arroyo!
¡Cójelo en tu libertad!

Álamo Blanco - Juan Ramón Jiménez

                                                             
Arriba canta el pájaro 
y abajo canta el agua. 
(Arriba y abajo, 
se me abre el alma). 

¡Entre dos melodías, 
la columna de plata! 
Hoja, pájaro, estrella; 
baja flor, raíz, agua. 

¡Entre dos conmociones, 
la columna de plata! 
(¡Y tú, tronco ideal, 
entre mi alma y mi alma!) 

Mece a la estrella el trino, 
la onda a la flor baja. 
(Abajo y arriba, 
me tiembla el alma).

jueves, 27 de abril de 2017


Amiga - Pedro Salinas

Para cristal te quiero,
nítida y clara eres.

Para mirar al mundo,
a través de ti, puro,
de hollín o de belleza,
como lo invente el día.

Tu presencia aquí, sí,
delante de mí, siempre,
pero invisible siempre,
sin verte y verdadera.
Cristal. ¡Espejo, nunca!

Serafín y Joaquín Álvarez Quintero - La rosa del jardinero,



  Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente                                
        de cristal;
era a su borde asomada,
una rosa inmaculada
        de un rosal.

Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
        del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
        para él.

  A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:
  —Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
        nunca fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
        que cuidé;
blanca estrella que del cielo
curiosa del ver el suelo
        resbaló;
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
        no llegó.

  ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?   ¿Tú no sabes que es grosero
el mundo? ¿Que es traicionero
        el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
        en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
        virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
        infernal?

¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
        te cuidó?
¿Quién por ti sólo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
        como yo?
  ¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?

  ¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la ventura
        o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
        soñador?

En la fuente limpia y clara
¿espejo que te copiara
        no te di?
¿Los pájaros escondidos,
no cantaban en sus nidos
        para ti?
¿Cuando era el aire de fuego,
no refresqué con mi riego
        tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
        protector?

¿Quién para sí te reclama?
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.


El mar lejano - Juan Ramón Jiménez

                                          
La fuente aleja su cantata.
Despiertan todos los caminos...
                                                                                  
Mar de la aurora, mar de plata,...
¡qué limpio estás entre los pinos!

Viento del Sur, ¿vienes sonoro
de soles? Ciegan los caminos...

Mar de la siesta, mar de oro,
¡qué alegre estás sobre los pinos!

Dice el verdón no sé qué cosa...
Mi alma se va por los caminos...

Mar de la tarde, mar de rosa,
¡qué dulce estás entre los pinos!

Las Manos - Vicente Aleixandre


Mira tu mano, que despacio se mueve,                           
transparente, tangible, atravesada por la luz,
hermosa, viva, casi humana en la noche....

Con reflejo de luna, con dolor de mejilla, con vaguedad de sueño
mírala así crecer, mientras alzas el brazo,
búsqueda inútil de una noche perdida,
ala de luz que cruzando en silencio
toca carnal esa bóveda oscura.


No fosforece tu pesar, no ha atrapado
ese caliente palpitar de otro vuelo.
Mano volante perseguida: pareja.
Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.

Sois las amantes vocaciones, los signos
que en la tiniebla sin sonido se apelan.
Cielo extinguido de luceros que, tibios,
campo a los vuelos silenciosos te brindas.

Manos de amantes que murieron, recientes,
manos con vida que volantes se buscan
y cuando chocan y se estrechan encienden
sobre los hombres una luna instantánea

Viaje - Alfonsina Storni

                                                                                 
Hoy me mira la luna
blanca y desmesurada.

Es la misma de anoche,
la misma de mañana.
Pero es otra, que nunca
fue tan grande y tan pálida.

Tiemblo como las luces
tiemblan sobre las aguas.
Tiemblo como en los ojos
suelen temblar las lágrimas.
Tiemblo como en las carnes
sabe temblar el alma.

¡Oh! la luna ha movido
sus dos labios de plata.
¡Oh! la luna me ha dicho
las tres viejas palabras:
«Muerte, amor y misterio...»

¡Oh, mis carnes se acaban!
Sobre las carnes muertas
alma mía se enarca.
Alma gato nocturno
sobre la luna salta.

Va por los cielos largos
triste y acurrucada.
Va por los cielos largos
sobre la luna blanca.

Guitarra de Gerardo Diego




Habrá un silencio verde
todo hecho de guitarras destrenzadas

La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.

Miguel Hernández - Las Nanas De La Cebolla,


miércoles, 26 de abril de 2017

Te quiero - Luis Cernuda


                                                               
Te lo he dicho con el viento, 
Jugueteando como animalillo en la arena 
O iracundo como órgano tempestuoso; 

Te lo he dicho con el sol,
Que dora desnudos cuerpos juveniles
Y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
Frentes melancólicas que sostienen el cielo,
Tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
Leves criaturas transparentes
Que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
Vida luminosa que vela un fondo de sombra;

Te lo he dicho con el miedo,
Te lo he dicho con la alegría,
Con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:

Más allá de la vida,
Quiero decírtelo con la muerte;
Más allá del amor,
Quiero decírtelo con el olvido.

Carta a Usted - José Ángel Buesa


Señora:
Según dicen ya tiene usted otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante....
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.
Y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas sus goces y su lecho
pero el amor señora cuando llega el olvido
también tiene el derecho de un final distinguido.
Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón
Y para perdonarme... Piense si hay más despecho
que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.
Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
Pero no como tantas de un difunto señor
sino para ella sola, viuda de un gran amor.
Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.
Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o vulgar.

Usted será la flor que según quien la corta,
es algo que no muere o algo que no importa.
O acaso cierta noche de amor y de locura
yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.

Si... usted juró cien veces ser para siempre mía
yo besaba sus labios pero no lo creía.
Usted sabe y perdóneme que en ese juramento
influye demasiado la dirección del viento.

Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.
Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
a mí así de repente me da pena por él.
Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo en otra ventana me olvidé de su puerta
O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida.
Y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed
nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.
Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
pero ni los rosales dan solamente rosas.
Y no digo estas cosas por usted ni por mí
sino por... por los amores que terminan así.
Pero vea señora... que diferencia había
entre usted que lloraba... y yo que sonreía.
Pues nuestro amor concluye con finales diversos
usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos.

miércoles, 12 de abril de 2017

Desdicha - Luis Cernuda



Un día comprendió cómo sus brazos eran
Solamente de nubes;
Imposible con nubes estrechar hasta el fondo...
Un cuerpo, una fortuna.

La fortuna es redonda y cuenta lentamente
Estrellas del estío.
Hacen falta unos brazos seguros como el viento,
Y como el mar un beso.

Pero él con sus labios,
Con sus labios no sabe sino decir palabras;
Palabras hacia el techo,
Palabras hacia el suelo,
Y sus brazos son nubes que transforman la vida
En aire navegable.