viernes, 10 de febrero de 2017

El mañana efímero - Antonio Machado


    La España de charanga y pandereta,
    Cerrado y sacristía,
    Devota de Frascuelo y de María,
    De espíritu burlón y de alma quieta,
    Ha de tener su mármol y su día,
    Su infalible mañana y su poeta.
    El vano ayer engendrará un mañana
    Vacío y, ¡por ventura!, pasajero.
    Será un joven lechuzo y tarambana,
    Un sayón con hechuras de bolero,
    A la moda de Francia realista,
    Un poco al uso de París pagano,
    Y al estilo de España especialista
    En el vicio al alcance de la mano.
    Esa España inferior que ora y bosteza,
    Vieja y tahúr, zaragatera y triste;
    Esa España inferior que ora y embiste,
    Cuando se digna usar la cabeza,
    Aún tendrá luengo parto de varones
    Amantes de sagradas tradiciones
    Y de sagradas formas y maneras;
    Florecerán las barbas apostólicas,
    Y otras calvas en otras calaveras
    Brillarán, venerables católicas,
    El vano ayer engendrará un mañana
    Vacío y, ¡por ventura!, pasajero,
    La sombra de un lechuzo tarambana,
    De un sayón con hechuras de bolero:
    El vacuo ayer dará un mañana huero.
    Como la náusea de un borracho ahíto
    De vino malo, un rojo sol corona
    De heces turbias las cumbres de granito;
    Hay un mañana estomagante escrito
    En la tarde pragmática y dulzona.
    Mas otra España nace,
    La España del cincel y de la maza,
    Con esa eterna juventud que se hace
    Del pasado macizo de la raza.
    Una España implacable y redentora,
    España que alborea
    Con un hacha en la mano vengadora,
    España de la rabia y de la idea.

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